Antonio Cruz/Agência Brasil
Assim como o terrível terremoto de 27 de fevereiro de 2010, no Chile, aqui no Brasil nós não esquecemos de um dos piores desastres ocorridos por aqui e que teve um impacto ambiental incalculável, além de desalojar das 375 famílias.
O que se nota por aqui é que aprendemos pouco com as fatalidades, diferentemente do Chile, que se organizou e reconstruiu as áreas afetadas pelo terremoto ocorrido há 8 anos na região de Bio-Bio, ou mesmo a população de La Serena, em 2015.
Não importa a causa, chuva nas encostas ou despreparo em represas, esses eventos parecem ser cíclicos tanto quanto os terremotos, que de tempos em tempos assolam as regiões localizadas no Anel de Fogo do Pacífico.
Eu sei que existem muitas pessoas buscando explicações para eventos como esses. Sempre a necessidade nasce de um sentimento simples, a curiosidade, mas o que motiva realmente é saber que a próxima catástrofe pode estar às portas – e o que devemos fazer realmente é estar preparados.
Acredito que cada evento é um recado para a humanidade. Sabemos que, se seguirmos desmatando ou poluindo, nosso planeta vai continuar enviando avisos cada vez mais mortais. Afinal, como diria Edmund Burke, “Um povo que não conhece a sua história está condenado a repeti-la”.
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Los catástrofes también envían recados
Así como el terrible terremoto del 27 de febrero de 2010, en Chile, aquí en Brasil no olvidamos uno de los peores desastres ocurridos por aquí y que tuvo un impacto ambiental incalculable, además de desalojar a las 375 familias.
Lo que se nota por aquí es que aprendemos poco con las fatalidades, a diferencia de Chile, que se organizó y reconstruyó las áreas afectadas por el terremoto ocurrido hace 8 años en la región de Bio-Bio, o incluso la población de La Serena, en 2015.
No importa la causa, lluvia en las laderas o despreparo en represas, esos eventos parecen ser cíclicos tanto como los terremotos, que de vez en cuando asolan las regiones localizadas en el Anillo de Fuego del Pacífico.
Sé que hay muchas personas buscando explicaciones para eventos como estos. Siempre la necesidad nace de un sentimiento simple, la curiosidad, pero lo que motiva realmente es saber que la próxima catástrofe puede estar a las puertas – y lo que debemos hacer realmente es estar preparados.
Creo que cada evento es un recado para la humanidad. Sabemos que si seguimos deforestando o contaminando, nuestro planeta va a seguir enviando advertencias cada vez más mortales. Al final, como diría Edmund Burke, “Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”.
